Historia De La Moda Italiana
Quien viaja a Italia tiene en mente visitar las ciudades más importantes, conocer su arquitectura clásica, arte, religión, engolosinarse con la gastronomía, pero también se maravilla con la moda. ¿Cómo es posible que la gente vista tan bien en Milán, Roma y Florencia? La respuesta está también en su historia.
A ese estilo para vestir, elegante y desenfadado a la vez, popularmente se le conoce como “la bella figura”. Marcas como Gucci, Armani, Prada, Versace, Valentino, Dolce & Gabbana, Missoni, Fendi, Ermenegildo Zegna, Moschino, Max Mara, Trussardi, Ferragamo, Bottega Veneta, Roberto Cavalli, Diesel, son sólo algunos ejemplos de la fama ganada puntada a puntada por la moda italiana.
Como se puede imaginar, éste estilo tan particular se remonta a años y años de tradición.
Una fama como la que tiene la moda italiana no se gana en una década, vamos, ni siquiera en un siglo. Cuando se habla de que existe una gran tradición por el buen vestir, se puede llegar tan lejos como a los siglos XI-XVI, cuando los artesanos y costureros de Palermo, Venecia, Milán, Nápoles, Florencia y Vicenza comenzaron a producir piezas de lujo: sombreros, cosméticos, joyas y telas finas.
Para el siglo XVII y hasta el XX, el mundo se olvidó de Italia. Con el reinado de Luis XIV, Francia comenzó a ganarle la partida. París comenzó a llevarse el mote de cuna de la moda y de ahí es donde salían las tendencias para vestir.
Para los años 50 (ya finalizada la Segunda Guerra Mundial), Giovanni Battista Giorgini, considerado el padre de la moda italiana, comenzó a reunir fondos para lograr exhibir las prendas nacionales y así poder volver a competir con Francia. Firmas como Ferragamo y Gucci comenzaron a competir con Chanel y Dior.
Por encima de Roma, la ciudad de Milán se alzó como una de las «cuatro grandes» capitales mundiales de la moda, junto con la ciudad de Nueva York, París y Londres; ocasionalmente, los «cinco grandes» también incluyen a Roma, pero suele quedar en segundo plano.
“Made in Italy” Ésta frase se convirtió en un sello sinónimo de excelencia de la creatividad y la artesanía, lujo en textiles, elegancia y garantía de materiales de calidad. De hecho, marcas extranjeras como Chanel, Dior, Balmain o Ralph Lauren, acudieron a las fábricas italianas para producir sus prendas y accesorios.
La famosa Camera Nazionale della Moda Italiana, creada en 1958, es esa autoridad que vela por el bienestar y crecimiento de ésta industria que es parte de la cultura y de la economía de su país.
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